martes, 29 de marzo de 2011

Sueño de palabras sueltas y terrores nocturnos.

Ni santa ni remitente,
Una que soy, mira saltar tu corazón por la ventana de un balcón vecino.

Durante la caída,
una reina cose las iniciales de su nombre en la yema de tus dedos
aferrados al sonido de las trompetas.
Pienso en la punta del pañuelo de seda que es tu olvido.
Con ella me seco los ojos y me calzo un silencio con horma de despedida.


Mientras,
me dejo descansar los huesos en este insomnio y decido entre el silencio, la fuga y el escándalo.

Suspiro,
Mi búsqueda termina en los altares.
En las  devociones.
En los besos.

 
Desde las cortezas,
miro.
La verdad no cambia nada.

 

 


sábado, 5 de marzo de 2011

En si yerro.


Cada vez soy más  piedra y menos pájaro.
Mi lengua se anuda cuando se encuentra al mundo enmudeciendo  mi nombre y  las formas de decirme.
Es como estar en un planeta de animales sin orejas, como si sólo quedaran cuatro sentidos cardinales y un atlas borroso delineado con grafito.