jueves, 26 de abril de 2012

23:23














Es como cuando un mosco nos vuela cerca de las sienes y nosotros no lo vemos.
No lo vemos y nos ataca en medio del sueño.
Desprevenidos sería la palabra.
Con la sangre expuesta en ilusiones epicúreas como para frotarse las alas.
Y es que los moscos como los vampiros, gustan de jugos azucarados
y todo tipo de experiencia en la oscuridad. 
Los humanos por otro lado,
vamos de sabelotodos
a meter el aguijón donde no nos llaman.
 No tenemos una pasión seria y metódica,
exceptuando la destrucción.

En todo caso,
el látigo microscópico de los zumbidos
lo convierten todo en insomnio.

Como esa vez que te miré irte.
Tus pasos sordos de despertar perplejo por no saber en dónde se está.
Soy yo que me resbalo desde los tobillos entre las duelas
corriendo hasta la nada de olas silenciosas.

El canto agudo y vibrante de los mosquitos,
arruya la araña petrificada desde el otoño,
y las persianas se inclinan para ver amanecer
al árbol sobre las colchas.

Suenan las palabras córneas
se repite la palabra noche.
La vida sigue.




lunes, 2 de abril de 2012

Técnica mixta sobre plumas 0:18















Caminaba,
miré al piso
y el ala
de diminutos músculos
recién arrancados
perfectamente exangüe,
tremendamente roja.
Temblaba.
6.3
consideremos,
un dios carnicero
guiñando el ojo.