jueves, 25 de septiembre de 2014

22:57

Sí, se llaman corazas y un puñado abre la piel.
Diminutos cortes, casi no sangran, podrías decir que es sudor.
-Sí, son como jaulas.
-Sí, duelen.

Abre el puño y todas se quedan clavadas en las líneas.
- sacude.
Siempre las palmas demasiado rojas.
- como iracundas.

No, no perdona.
En el torbellino (que no línea) entre
la vida de la muerte, si no es que son lo mismo.
Tú.
Tú exilio, tú exilio, tú exilio.
Sonriendo desde ahí. Por lo que sea que haya,
ahí.

Casi fueron,
casi.
Un suspiro
una chaqueta interrumpida
un abrir y cerrar de ojos
- son más.

Ora con el copyright del infierno en la mano.
Ora con un corazón en vías de extinción.

Da mucho lo mismo porque en las corazas
las paredes son aceite.
Huele a pescado y encierro
igual que en la cala de un barco.
Solo en el centro hay centellas congeladas
al momento de ser encendidas;
es un sitio sofocante.

Se puede escribir disparatadamente,
escribir de dolor,
escribir de te fuiste con un send,
con un dos puntos y cierra paréntesis
y la palabra anaconda
en una insinuación de antojo.

Se puso todo y te quitaste.
Como se quita un dulce a un niño,
o jugar a las manitas calientes.
Así;
como arrancarse una cana.
Y ningún pretexto
arregla
el iceberg fría dinamita
encuentro
con el que estoy tratando
de cortar el aire.