lunes, 28 de noviembre de 2011

Arriba.

...ceñirse a los ojos,
necesito irme;
negarte,
hacer como que nada flota
escribir de nuevo con letra de niña
ensuciarme los dedos de tinta,
escribir mi nombre
sobre papel secante.
Estrellas del cielo frío,
cuento soledad
en las muescas del cielo raso.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Las íes.

11.1.11

- Y pensar que un día vamos a salir volando como una papeleta,
como la idea doblada de alguien que seguramente, en esta u otra ocasión, se cortó el dedo medio intentando enviar algo a volar de la cama al escritorio o de la ventana a la calle, que no fuera él mismo.

- Y el mundo sigue con sus promesas de acabarse y no sucede. Se parece a nosotros. Preservando la especie, la casa, la cocina y el polvo.
Porque eso somos y en nada nos convertiremos.

domingo, 25 de septiembre de 2011

Página 109.


Quítate la camisa, hagamos agua para esta luna de piedra.
Hoy parece que falta todo el tiempo del mundo.
No te lo he contado, pero apenas estreno propulsión a chorro.
Comprendo que comprendo nada y ese diminuto punto es una cuerda.
Aquí dentro late una jungla.
Es mejor mandar a volar los pianos y suspenderse de los arcos del viento. 
Blanquear los ojos tórtolos mirando hacia ningún lado.
Sentir la quietud arando entre las huellas de tus manos y el rabillo de mi existencia.
El no cesar de música en medio del silencio de manos atadas y luces deslumbrantes.
Quiero un trago de algo.
Me pregunto a qué sabe la tinta.
Parpadeo.
Regreso al momento de escribir barcos.
Autodenominarme faro,
encender la claraboya y esperar a que me alcancemos. 
Ya no estiremos más la mano; yo cruzo.
Pero no llevo mapa.

viernes, 15 de julio de 2011

18:04 - Para Salinger.

Hablando de poemas para leer sobre un guante,
cada frase es una cuerda.
Lo que nos salva en el abismo
es la idea de un abrazo antes de tocar el suelo.

Me reflejo en el pavimento.
Es necesario guardar las ganas en los cajones del dormitorio.
Salir de puntitas por las regaderas, de preferencia en fin de semana para que nadie vea.
Luego perderse en las ciudades, ponerse los ojos de luces  de calle y mirar sin ser visto.
Lograr acercarse a los bailes y rozar apenas los escalones del vuelo de los vestidos.
Desaparecer en todos lados.
Aislarse en un abrazo propio.
Perder mil veces las razones de la cordura.
El amor es una amenaza y un puerto; la esperanza una barca de remos.
Yo insisto en cruzar nadando.

miércoles, 25 de mayo de 2011

mi 22:44

-¿Qué me ves?
                     Anónimo.

Yo ya no quiero hablar de historias y explicaciones
de la razón de las palabras
de las rupturas y los remiendos
 -eso es como sintonizar la radio,
 -forzar el foco.
 A mí que me dejen tranquilas las perillas, las clavijas,
las chispas y los botones.
Yo solo quiero reirme
y un silencio de mí.

Gracias.

viernes, 8 de abril de 2011

Historia inconclusa de un ave inútil. (1)

Hay puertas que no se abren y que no se cierran.
Sólo están ahi para ser puertas; por la posibilidad imaginaria de abrirlas y cerrarlas.
Son los goznes del albedrío.
El albedrío es un magnífico pájaro indeciso, que a veces no recuerda que es pájaro y vuela.
Jamás escribe su nombre empezando por la "A".
Insiste en nombrarse con todas las otras letras ignorando la existencia de la voz.
Deforma su quijada de tanto comerse la libertad de las eles.
Se puede decir libremente que goza con la inmovilidad del silencio,
aunque aquello le cueste un par de laringítis anuales.
Presume su carencia de Lamígdalas;  y como a todos, le dieron nieve de limón en el hospital.
Definitivamente, el albedrío se mira al espejo y se encuentra con memorias cortas y culpas largas.
Cada mañana decide mudarse a otra entidad distinta al ser humano.
Una con menos problemas técnicos y un sistema operativo más eficiente.
Algo que no fuera virtual.
Un lugar en el cual ejercerse, nacer, crecer, reproducirse y morir.
"Detenerse a oler las flores..."
Como dios manda.

martes, 29 de marzo de 2011

Sueño de palabras sueltas y terrores nocturnos.

Ni santa ni remitente,
Una que soy, mira saltar tu corazón por la ventana de un balcón vecino.

Durante la caída,
una reina cose las iniciales de su nombre en la yema de tus dedos
aferrados al sonido de las trompetas.
Pienso en la punta del pañuelo de seda que es tu olvido.
Con ella me seco los ojos y me calzo un silencio con horma de despedida.


Mientras,
me dejo descansar los huesos en este insomnio y decido entre el silencio, la fuga y el escándalo.

Suspiro,
Mi búsqueda termina en los altares.
En las  devociones.
En los besos.

 
Desde las cortezas,
miro.
La verdad no cambia nada.

 

 


sábado, 5 de marzo de 2011

En si yerro.


Cada vez soy más  piedra y menos pájaro.
Mi lengua se anuda cuando se encuentra al mundo enmudeciendo  mi nombre y  las formas de decirme.
Es como estar en un planeta de animales sin orejas, como si sólo quedaran cuatro sentidos cardinales y un atlas borroso delineado con grafito.