miércoles, 23 de enero de 2013

Dieciocho cuarenta y nueve/ 1871



1.
Se abren las puertas
en el túnel
una casi niña vestida
de anarquía
escurre al fondo.

Se corta la piel,
ante la mirada evasiva
de los que bajamos
del vagón.

El cristalino en sombra
el sol
la sangre invisible
historias en casa
la madre
el padre
no sabe quién es.

Ya no es piel
ni dolor
ni navaja
ni los ojos
de la turba.
Ya no es menos.

Quiere que la miren
con lástima
o con alma,
pero que la miren.
Como antes yo,
como ahora tú.

Diecinueve diez/


2.
Es espanto.
Un cubo Rubik
existencia.
Tantas casillas
deseantes
de encontrar
ninguna variante
en el color de sus vecinos.

Y si fueras tú la navaja
y si fueras tú la sangre
y si fueras tú las botas
de guerra artificial
y si fueras tú el dolor.

Elige,
cómo acabarás
con el montaje.
Qué de todo
soy yo,
aunque la mano que corta,
seas tú.


viernes, 18 de enero de 2013

Dieciocho cincuenta y cinco



Me hace caer
como cáscara de plátano
tanto ahogo irremediable
fugitivo
alabanza
blanca noche y tanta
dos y media cada jueves
esperar la presencia cotidiana
es de repente
como cinta de Hitchcock
ese terror irreductible
que penetra por los hombros
medular
sin poder girar la cabeza
o mirar a otro lado
ni cerrar los ojos.

Ese no querer que vaya
ese abrir a pesar de nada
y estar dispuesto a todo
sabiendo
que los sesos cuando vuelan,
se desangra hasta la madrugada.

No sé lo que estoy haciendo.
Estoy trepada en una flecha,
cabalgo sin duda
es que a veces,
es que a penas
me recuerdo las zancadas
de los niños que hemos sido
comparando moretones
úntame con  salivita
y te sobo los raspones.



lunes, 14 de enero de 2013

Veintitrés cincuenta y seis.


El paso pasito
inerte vidita
de verde encumbrada y luego blanco.
Punto y aparte:
la punta puntita del ojo de los relojes crueles,
ciertamente nos la dejarán caer
pero antes, desde la trinchera de la rabia
nos haremos ahoras y silencios.

No se trata de un polvo de banqueta,
si no llueve hasta que vuelvas
los ojos como uvas
reventando,
viviré en el desierto
ajena
y a pesar de la sed
seguiré cantando.


miércoles, 2 de enero de 2013

martes, 1 de enero de 2013

Lisboa

No cabe duda de que uno se conoce viajando.
Las manías y los tóxicos. El orden reinante, de haberlo.
Las resistencias, espacios y distancias
a veces animales,
siempre en el territorio
demostrando lo que somos
a quién sabe quién.
Aquí empiezan a salir los espejos
y todo eso del juego y las apariciones.
Recurrencias.
Uno puede darse cuenta de la soledad
de otro
contando la cantidad de veces
que repite la misma historia.