miércoles, 29 de agosto de 2018

23:17


Miré a Francisco Hernández transformar el aire a pesar de sus pulmones cansados.
Tenía los ojos prendidos de fuego y una casa llena de cristales verdes.
José, Emiliano y yo respiramos sus palabras y por cuarenta minutos comprendimos,
lo que es vivir de escribir poemas.



jueves, 16 de agosto de 2018

Cero cuarenta y siete casi seis.

Me cambié de casa.
Dejé atrás la boca abierta de
aceptar que lo que yo pensaba no es,
que esa zanahoria no me dejaba ver
que la zanahoria se ha convertido en nada
 y hoy todo es horizonte.
Ahora soy ciega, vivo el segundo siguiente
el vacío cambia de forma y ya somos amigos.
He dejado de tocar la misma herida que parecía placer que parecía amor
que yo al final, lo que deseaba era una familia.
Un cómplice, un amigo, alguien con quien crecer, ver crecer, viajar
y me parecía tan sencillo, tan es mucho pedir, que me tomé la libertad de creerme cualquier cosa.
Todo este tiempo, la verdad ha estado ahí sonriendo frente a mis ojos.
Pero estoy ciega.
Me ha cegado la muerte y ahora nunca
vas a ser otro, padre.
Tendré que aceptar que quien eras,
no tiene nada que ver conmigo.


21:51



Hay un placer oscuro en decir su nombre en voz alta.
Abrir la boca y dejar que escape como un suspiro, una voluta de humo o una burbuja.
Vibro la resonancia para saborear el vacío que separa mi cuerpo de las paredes.
Recorro mi paladar con la lengua y el sonido abierto de la única vocal sumerge mi atención en el mar  ombligo de los labios memoria.
Practico la realidad desde el recuerdo de abrir los ojos y dejar entrar la luz del lado izquierdo de las persianas y el olor a almohada me golpea el pubis.
Inhalo y escucho su sonrisa sorpresa: me respiras.
Exhalo y en el aire piruetas de una risa incontrolable.
Estoy drogada, pero no, pero sí.
Regreso cada tanto a llenarme las manos de me pones a mil y dame tu lengua.
Me alejo semanas y del retorno lo increíble es el paisaje que soy desde una mirada tan negra que puedo sentir mi corazón latiendo en medio del brillo de un fuego que crece desde adentro.