miércoles, 4 de enero de 2012

No te fijes

Esa lengua negra y sedosa de filamentos,
bolear todas estas palabras que son como un juego
un juego de tambores
juego a escribir cuando lo que hay es hacer una cascada de lo que sea.
- Volviendo a lo de la lengua,
sí, esa que traes y mojas conmigo
como tinta de china y luego
los muslos papel secante
esa lengua es  la misma que dice:
 -“Soy libre”.
Y detrás de cada letra hay un safari en potencia.
- Te tomo las yemas con el pincel-
-“Eres libre”, digo; y de inmediato me tenso para la carrera de llegar primero
al siguiente centímetro cuadrado que mirarán tus ojos.
- Me sonrojo lo justo para hacer que me huelas-
tus ojos brillan y mi saliva endulza; pienso en la palabra “piloncillo”.
-Abro grande la boca-
Cuántos ahogos simultáneos en la garganta, el vientre o el buró.
-La música suena y no estamos en ningún lado-
Se me sacude el ombligo,
se nos redoblan las córneas.
-Ahora suena una trompeta-
Recuerdo el calor subiendo hace rato cuando te perseguía en la selva…

Mal

No podría nombrarte sin pensar ramos de flores,
en los días contados de toda esa belleza perfumada de muerte.
Te lo explicaría con pétalos y chorros de agua, 
haría metáforas de erecciones y promesas de quedarse.
Contaría terribles amenazas de polvo y asma;
las haría parecer orgasmo.
El mal es arrancarte la cabeza
y decirte entre pistilos, 
que soy una abeja.