Tal vez no volvamos a vernos.
Este es un tramado sin mañana.
Sin flores.
Sin chocolates.
Una presa derramada de aguardiente.
Huele dulce.
Se oye un “a comer” de moscos casi tan felices como tus
párpados
lubricando mis ojos,
adivinando sonrisas.
Me ahogo sin remedio.
Ahora escribo y cada tanto entierro la cara entre los dedos.
Busco el negativo de las hojas de los árboles y me voy de
este mundo por un segundo.
La vida es una guerra.
Estamos aquí.