sábado, 20 de enero de 2007

La imperfección de tener hijos (cap. I )


Desde que era pequeña he sido entrenada socialmente para ser mamá. Me lo pintaron como algo maravilloso y que cuando pasara, mi plenitud no tendría límites.
Aún asi, no recuerdo que eso viviera en casa ni en ningún otro lugar. Vale que DoñaB se empeñaba en que todos creyeran que esto es una verdad absoluta. Nunca la vi descansar, nunca cesó de atender a las necesidades de otros y olvidar las propias. El único gustito que se daba y eso porque lo justifica la Institución Familiar fue ir a misa.
Cada quién.
Amigas y amigos, la perfección de tener hijos es FALSA y justo en su imperfección está el encanto. Ninguna experiencia requiere de tanta capacidad de adaptación y ninguna experiencia social demanda tantos "comme il faut". A veces tener hijos nos convierte en parte de un rebaño que corre de la estimulación temprana a las noches blancas de la culpa que produce cuestionarnos "si seremos buenos padres" y a veces nos convierte en héroes sociales (véase: madres solteras, madres trabajadoras, mártires, adultos responsables y una laaarga lista de etcéteras)
Sin embargo, como dice el viejito, tener hijos nos lleva a descubrir sin lugar a dudas de qué material estamos hechos.
Personalmente creo que tener hijos no implica plenitud, sino el descubrimiento de los vacíos que hay en uno mismo que luego hay que llenar si queremos lograr que ellos lo logren . Los hijos son vampiros disfrazados de esperanza. Somos nosotros mismos espejeándo nuestro anhelo de volver a la infancia y por esto es también ineludiblemente una oportunidad y una dulce manera de dejarse el pellejo viviendo.


1 comentario:

Unknown dijo...

De alguna torcida forma en algún momento esperamos que nuestros hijos se parezcan cada vez más a nosotros, incluso en una especie de perversión sin precedentes, muy dentro de nosotros, los conminamos a cometer nuestros errores, disfrutar nuestras angustias, padecer nuestros pecados... Y sólo de vez en cuando los vemos con la clara emoción de verlos ellos...