lunes, 22 de octubre de 2012

veintidós cuarentaysiete.

Un hilo se desentraña por la comisura de mis ojos y el rabillo de mi boca.
Un hilo de saliva amarga como ala de grillo que se llevan las hormigas,
como pasos húmedos de tu peso y las aspas que no tocan la piel
de tanto toro en pecho ensortijado.

Has escrito sobre los cajones en los que se guardan diarios.
No has dejado huella detrás del crimen,
sigues con la tortura silenciosa
de apuñalar el tiempo con una repetición de sordo.

Hay hojas que por más que soples nunca dejan el cuaderno.
Las alas irónicas se guardan del viento y dejan que se lleve
el techo sobre las cabezas.
El precio de la guillotina es el beso en el cuello tendido,
blanco como el alba de las intenciones
las miradas al futuro y las risas de cocodrilo.

Tu alma de globo de agua,
las ganas de estrellarla contra el pavimento
y en un acto de ternura
quedarme a ver cómo te secas.
No hay nada más tierno que el sol besando al agua y el cemento.











1 comentario:

Unknown dijo...

Me gusta mucho tu poesía de sábanas cambiadas y besos biencurados... hay algo de una frescura indómita que invita al paladar... cualquier cosa, con total humildad, te invito a leer algunos sonetos en mi blog http://soysonetos.blogspot.com/