lunes, 31 de octubre de 2016

El diablo blanco.

Sutíl es la llama del diablo blanco
susurra un ahogo de centellas
martillo y alfombra setentas,
naranja y parda,
pero blanca.

Siento su lengua detrás
de la nuca,
su temperatura insípida
y nos fundimos en un espejo.

Diablo, diabólico intento
tecleo de tacones de aguja
escaleras arriba
y el mármol tan blanco
calentándose
con mi sangre tan roja.

Aparece un espacio
machaco vacío, vacío, vacío
anestesia taparabos
boca
las rodillas de gelatina

Un demonio inhalante que
después de atacar
se tira holgazán en la quijada
compulsivo y rencoroso
pero haciendo como que no.

Quiere cortarse otro poquito
con el bracito estirado,
su sangre traslúcida recuerda una
delicada gota de semen.

El rayo de luz lo atraviesa.
Quieres chuparlo, como un bebé
prendido de su teta de leche,
pero es solo un pinche hueso.

El diablo blanco parece agua
pero es de yeso.

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